En estas páginas, Zazil Alaíde Collins está tan cerca, siempre tan cerca de conocer el verdadero nombre de lo que invoca, que a los lectores se les revela la piedra, la nube, la
llovizna implacable, el río lejano y el fuego. Pero también las sábanas, los espejos, las balas, las Dr. Martens. Y los nombres fantasmales de quienes, como ella, han construido templos vivos de palabras o sonidos, muros traslúcidos de palabras y música, que siempre han sido la misma cosa. La autora nos ha invitado a la domesticación del
mundo, a contemplar su magnífico estuche de letras, comas y silenciosos espacios en blanco.
Gabriela Damián
* Para este proyecto, la cantante Citlalli Toledo compuso una serie de canciones a partir de poemas del libro.